sábado, 27 de febrero de 2010

Hablar lo correcto en cualquier situación.

Vivimos en un mundo cargado de contiendas y discusiones. Muchas personas viven a la defensiva tratando de protegerse del mundo hostil que a veces encontramos a nuestros alrededor. Desgraciadamente esta manera de vivir se propaga a nuestras pequeñas comunidades, iglesias y hogares.

Una de las muestras de presencia de hostilidad en nuestras vidas es la manera de hablar. Es muy triste ver personas que de sus labios no fluyen palabras de amabilidad, motivación o paz. Todos conocemos personas cuyas palabras son ásperas y cargadas de reclamos, demandas y divisiones. Es muy triste vivir con personas llenas de rencor, amargura, enojos, resentimientos, críticas, insultos y odios ya que sus palabras van a proyectar todos esos sentimientos negativos que habitan dentro de ellos.

Proverbios 15:1

"La blanda respuesta quita la ira; Mas la palabra áspera hace subir el furor."

Si triste es ver personas cómo las antes descritas, peor es cuando respondemos de la misma forma a sus palabras. Sin embargo, Dios nos instruye a quitar la ira de nuestros hermanos a través de nuestras palabras. Dios nos da sabiduría para hablar las palabras correctas en momentos díficiles

1 Samuel 25:32

"32 Y dijo David a Abigail: Bendito sea Jehová Dios de Israel, que te envió para que hoy me encontrases. 33 Y bendito sea tu razonamiento, y bendita tú, que me has estorbado hoy de ir a derramar sangre, y a vengarme por mi propia mano. 34 Porque vive Jehová Dios de Israel que me ha defendido de hacerte mal, que si no te hubieras dado prisa en venir a mi encuentro, de aquí a mañana no le hubiera quedado con vida a Nabal ni un varón. 35 Y recibió David de su mano lo que le había traído, y le dijo: Sube en paz a tu casa, y mira que he oído tu voz, y te he tenido respeto."

Abigail era la mujer de Nabal un hombre necio que había rechazado a los enviados de David. Al David escuchar de aquel insulto, enfurecido y cegado por su ira se dirige a terminar con Nabal. A los oidos de Abigail llegó la noticia de la gran amenaza que se había levantado en contra de su casa. Inmediatamente Abigail fue al encuentro de David. Sin embargo, a pesar de la injusta amenaza que David representaba provocada por la necedad de su esposo, Abigail no fue con reclamos, amargura o insultos donde David.

Cuando estudias esta historia ves una mujer dulce en sus palabras, hablando de las buenas características de David y con sabio racionamiento al hablar a David al punto de aplacar su ira y salvar la vida de todo aquel pueblo.

Si Abigail contestaba la amenaza de David con palabras ásperas de seguro el desenlace de aquella historia hubiese sido muerte y destrucción. Sus suaves palabras nos desmuestran su sabiduría y control porque en sus palabras ella revela que conocía acerca de Dios y su plan para con David. Abigail nos demuestra que hablar lo correcto cambia situaciones díficles en bendición.

En su conversación siempre le llamó "Señor". Con su dulzura le recordó a David lo importante que él era para Dios por causa de su servicio y la importancia de en ese momento cuidar su testimonio (vs 28). Abigail fue con presentes no tan sólo para David sino para toda su compañía a quien también trató con mucho respeto (Vs 27). Y con sus palabras le exhorto a que guardara su testimonio por que de cierto Jehová iba a hacer un bien a David. (Vs 31).

David bendijo a Jehová por haberse encontrado a alguien que en lugar de responder a su ira con la misma medida decidió hablar del corazón y no responder mal con mal sino responder al mal con bien de palabras.Hoy quiero invitarte a cuidar tus palabras. Procura que de tus labios no salga ira, enojo, reclamos ni demandas irracionales. Busca con tus palabras cambiar situaciones de amenaza en reconciliación. Procura encontrar y hablar las buenas características aún de aquellos que han querido hacerte daño.

Nuestras palabras son también semilla que sembramos en nuestra vida y cuyo fruto deseamos que sea de bien y no de mal. Nuestras palabras nos abren o cierran el camino y oportunidades, y nos ponen en la posición de poder disfrutar del favor de Dios sobre nuestras vidas. Procura con tus palabras aminorar cualquier daño, amenaza o injusticia y verás como el favor de Dios se deposita sobre tu vida para cambiar cualquier situación.

Te bendecimos,

viernes, 26 de febrero de 2010

La palabra de DIOS te mantiene firme

Los momentos de crisis traen muchas vertientes en nuestras vidas. Lo que muchos no entienden es que cuando analizamos nuestras vidas podemos ver que los momentos de crisis generalmente preceden los momentos de análisis y encuentros que producen y provocan victoria en nuestras vidas.

Crisis es la señal que grandes cambios están a la vuelta de la esquina. En ellos se definen nuestras vidas. Lamentablemente muchos son agobiados por estas dificultades perdiendo así toda fe y esperanza en las promesas de Dios. Ninguna crisis, y por consecuencia ningún cambio provocado por ella, tiene que determinar nuestro futuro

El error de muchos es abandonarse como barcos a la deriva. Esto es permitir que sus mentes sean dirigidas por la fuertes olas de los pensamientos negativos, problemas y dificultades, como barco que no tiene capitán. He visto a muchas personas en crisis tomar las peores decisiones que lamentan por el resto de sus días. He sido testigos de muchos que han perdido el fruto una vida trabajo por dejarse perder en momentos de crisis. Pero a los que hemos creído y le hemos puesto capitán a nuestra vida, no podemos dejarnos ir en las crisis y tenemos que confiar en que al tomar decisiones espirituales, morales y éticas como nos instruye la Palabra tengamos los resultado que Dios ha preparado.

Hebreos 6:16-19"16 Porque los hombres ciertamente juran por uno mayor que ellos, y para ellos el fin de toda controversia es el juramento para confirmación.17 Por lo cual, queriendo Dios mostrar más abundantemente a los herederos de la promesa la inmutabilidad de su consejo, interpuso juramento;18 para que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo los que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros.19 La cual tenemos como segura y firme ancla del alma, ....."

Solo en la Palabra de Dios podemos encontrar el ancla de nuestra mente para así poder tomar control de nuestras vidas. Es en la Palabra donde vas a encontrar la guía para enfrentar cada crisis y salir de ellas en victoria dando la Gloria a Dios. Las olas de los problemas no tienen que determinar tu destino. Toma la autoridad de la Palabra de Dios para llegar al lugar que con el sacrificio de la cruz, el precio de su sangre ha preparado para ti.

Recuerda las siguientes palabras: Es necesario un corazón de campeón, una mente de uno más que vencedor y un espíritu conquistador para triunfar. Un corazón de campeón te facilita el seguir en la lucha, mientras otros se cansan de hacerlo con la actitud correcta. Una mente de un más que vencedor tiene la capacidad de mantenerte enfocado cuando otros se distraen. Y, un espíritu conquistador mantiene tu conexión con aquel que te ha dado la victoria de antemano.

Hoy es tu día para levantar las velas, afirmarte en el timón y permitirle a Dios, el capitán de vida, que te lleve a puerto seguro.

Les bendecimos,

jueves, 25 de febrero de 2010

Tu tiempo se acerca

Estamos viviendo un tiempo, Kairos, por así decirlo. Ese Kairos implica que Dios tiene una intención donde nosotros no podemos ser ignorantes sobreque Él está haciendo en medio nuestro. Cosas tan simples y tan sencillas como un estrechón de manos con alguien puede ser una cita divina que Dios nos está dando. El hecho que en algún momento recibamos una llamada que no estábamos esperando. Puede ser tiempo de Dios para su vida o para la vida de esa persona que está al otro lado del teléfono.

 Eclesiastés, capítulo 3: Dice lo siguiente: “Todo tiene su tiempo y todo lo que se quiere debajo del sol tiene... su hora.".El relato bíblico dice que hay un tiempo para nacer y un tiempo para morir. Un tiempo para plantar y un tiempo para arrancar lo plantado. Un tiempo para destruir y un tiempo para edificar. Un tiempo para llorar y un tiempo para reír. Un tiempo para guardar luto y un tiempo para gozarse.

Hay un tiempo para esparcir piedras. Y hay otro tiempo para juntar esas piedras. Hay un tiempo para abrazar. Y hay un tiempo para abstenerse de hacerlo. Hay un tiempo para buscar. Hay un tiempo para perder. Hay un tiempo para guardar cosas. Y hay un tiempo para desechar eso mismo. Un tiempo para romper las cosas. Y un tiempo para volverlas a unir. Un tiempo para callar. Y un tiempo para hablar. Un tiempo para amar. Y un tiempo para aborrecer. Todo debajo del sol tiene su tiempo. Y nosotros estamos en el tiempo de Dios.

El vivir en el tiempo de Dios es algo que no podemos dejar pasar por alto. No implica el que nosotros vamos a estar viviendo así, la vida del día al día. Significa que cada momento se tiene que vivir con una intención. Aún cuando yo me voy a acostar a dormir, tengo que hacerlo con una intención. Porque aún en mi sueño puedo tener un encuentro con Dios,  tengo que estar atento a eso. Y Dios quiere mostrar cosas nuevas a cada uno de nosotros.  Dios quiere hacer algo con nosotros. Muchos de nosotros no lo hemos experimentado ya.

Pero ese tiempo se acerca. Donde podremos ver a Dios en medio nuestro como nunca antes lo habíamos visto. Muchos de nosotros vamos a comenzar a conocer a Dios en muchas formas nuevas. Hay tiempos donde Dios está enfrente tuyo. Y Él es el que está recibiendo todos los golpes por ti. Hay otro tiempo donde Dios está detrás de ti. Él te está empujando y Él te está motivando. Y Él te está diciendo: ‘Atrévete. Hazlo ahora. Yo te estoy dirigiendo. Yo te estoy guiando. Soy yo el que está abriendo puertas por ti’. Y ahora hay otros tiempos, donde Dios está al lado tuyo.

Tal vez hemos experimentado a Dios en distintas formas. Algunos de nosotros hemos estado en esa temporada en que Dios está frente nuestro. Tal vez algunos de ustedes están en la temporada donde Dios está detrás de ti, empujándote.

Y puede ser que alguno tenga a Dios justamente a su lado. Pero hay un tiempo también, donde Dios no está. Hay tiempos donde Dios no está. Tú lo buscas al frente, atrás, al lado - y no está. Y usualmente decimos que este tiempo es El desierto. Es el tiempo donde no sentimos a Dios. Nos sentimos abandonados. Creemos que Dios se ha desentendido de nosotros. Pero Dios no se ha desentendido de nosotros.

El desierto usualmente lo vemos como algo negativo. Pero ese desierto es para que tú puedas interiorizar todo lo que Dios ha hecho contigo mientras estuvo al frente, atrás y al lado tuyo. Tú necesitas esos tiempos a solas para que puedas digerir las cosas. Si Dios está todo el tiempo contigo, dándote la comida en la boca, tú no vas a aprender a agarrarlo y echártelo tú mismo. Son esos los tiempos que Dios usa para ayudarte a crecer.

Acercate a Dios

La humildad, fe, actitud sin doble ánimo y adoración son características de aquellos que desean tener cerca al Señor.

Santiago 4: 1-2 advierte: ¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís.

La Palabra es muy clara, no pedir al Señor y dejarse llevar por las pasiones del mundo tiene consecuencia desastrosas como las guerras, pleitos y enemistades. Pídele al Señor para no codiciar lo que otros tienen. Si no tienes es porque no oras pidiendo, ya que, si acudiéramos a Dios, nos daría lo que es nuestro. Nuestro Dios nos ama y puede proveernos de todo. La gente insiste en que la iglesia no puede hablar de economía cuando la Biblia dice que la codicia es consecuencia de no pedir. Dios es como los padres terrenales que se molestan si un hijo aparece en casa con algo que le dieron en otro lugar. Acércate a Dios y pídele.



Efesios 3:20 dice: Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros.



Dios es poderoso para hacer mucho más abundantemente de lo que pedimos. Pero no puede obrar si no tiene tus peticiones como materia prima. Por el contrario, si le pides tendrá para darte más que eso. La Palabra dice que Dios guarda en completa paz a aquellos cuyos pensamientos en Él perseveran porque en Él han confiado.

Aprende a pedir, no lo hagas cuando ya estás desesperado, sino con tiempo porque la obra del Señor requiere un proceso. Si ya tienes la casa hipotecada, pedirás lleno de angustia cuando pudiste pedir la capacidad de ahorrar para construir sin tener que endeudarte. Con la salud es igual. Le pides que te ayude a bajar el colesterol y los triglicéridos que te darán un infarto cuando pudiste pedir que te ayudara a tener fuerza de voluntad para comer sano y hacer ejercicio. Con una actitud de “última hora” no obtendrás nada. Debes hacer el tipo de petición de los sabios que se anticipan.

Santiago 4: 3-4 continúa: Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites. ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.



Tienes que elegir, el mundo o Dios, pero no ambos. La interpretación no es que evites tener amigos del mundo, sino que evites el pecado que es “amistad con el mundo” porque si eres enemigo de Dios es imposible que puedas acercarte a Él.