Vivimos en un mundo cargado de contiendas y discusiones. Muchas personas viven a la defensiva tratando de protegerse del mundo hostil que a veces encontramos a nuestros alrededor. Desgraciadamente esta manera de vivir se propaga a nuestras pequeñas comunidades, iglesias y hogares.
Una de las muestras de presencia de hostilidad en nuestras vidas es la manera de hablar. Es muy triste ver personas que de sus labios no fluyen palabras de amabilidad, motivación o paz. Todos conocemos personas cuyas palabras son ásperas y cargadas de reclamos, demandas y divisiones. Es muy triste vivir con personas llenas de rencor, amargura, enojos, resentimientos, críticas, insultos y odios ya que sus palabras van a proyectar todos esos sentimientos negativos que habitan dentro de ellos.
Proverbios 15:1
"La blanda respuesta quita la ira; Mas la palabra áspera hace subir el furor."
Si triste es ver personas cómo las antes descritas, peor es cuando respondemos de la misma forma a sus palabras. Sin embargo, Dios nos instruye a quitar la ira de nuestros hermanos a través de nuestras palabras. Dios nos da sabiduría para hablar las palabras correctas en momentos díficiles
1 Samuel 25:32
"32 Y dijo David a Abigail: Bendito sea Jehová Dios de Israel, que te envió para que hoy me encontrases. 33 Y bendito sea tu razonamiento, y bendita tú, que me has estorbado hoy de ir a derramar sangre, y a vengarme por mi propia mano. 34 Porque vive Jehová Dios de Israel que me ha defendido de hacerte mal, que si no te hubieras dado prisa en venir a mi encuentro, de aquí a mañana no le hubiera quedado con vida a Nabal ni un varón. 35 Y recibió David de su mano lo que le había traído, y le dijo: Sube en paz a tu casa, y mira que he oído tu voz, y te he tenido respeto."
Abigail era la mujer de Nabal un hombre necio que había rechazado a los enviados de David. Al David escuchar de aquel insulto, enfurecido y cegado por su ira se dirige a terminar con Nabal. A los oidos de Abigail llegó la noticia de la gran amenaza que se había levantado en contra de su casa. Inmediatamente Abigail fue al encuentro de David. Sin embargo, a pesar de la injusta amenaza que David representaba provocada por la necedad de su esposo, Abigail no fue con reclamos, amargura o insultos donde David.
Cuando estudias esta historia ves una mujer dulce en sus palabras, hablando de las buenas características de David y con sabio racionamiento al hablar a David al punto de aplacar su ira y salvar la vida de todo aquel pueblo.
Si Abigail contestaba la amenaza de David con palabras ásperas de seguro el desenlace de aquella historia hubiese sido muerte y destrucción. Sus suaves palabras nos desmuestran su sabiduría y control porque en sus palabras ella revela que conocía acerca de Dios y su plan para con David. Abigail nos demuestra que hablar lo correcto cambia situaciones díficles en bendición.
En su conversación siempre le llamó "Señor". Con su dulzura le recordó a David lo importante que él era para Dios por causa de su servicio y la importancia de en ese momento cuidar su testimonio (vs 28). Abigail fue con presentes no tan sólo para David sino para toda su compañía a quien también trató con mucho respeto (Vs 27). Y con sus palabras le exhorto a que guardara su testimonio por que de cierto Jehová iba a hacer un bien a David. (Vs 31).
David bendijo a Jehová por haberse encontrado a alguien que en lugar de responder a su ira con la misma medida decidió hablar del corazón y no responder mal con mal sino responder al mal con bien de palabras.Hoy quiero invitarte a cuidar tus palabras. Procura que de tus labios no salga ira, enojo, reclamos ni demandas irracionales. Busca con tus palabras cambiar situaciones de amenaza en reconciliación. Procura encontrar y hablar las buenas características aún de aquellos que han querido hacerte daño.
Nuestras palabras son también semilla que sembramos en nuestra vida y cuyo fruto deseamos que sea de bien y no de mal. Nuestras palabras nos abren o cierran el camino y oportunidades, y nos ponen en la posición de poder disfrutar del favor de Dios sobre nuestras vidas. Procura con tus palabras aminorar cualquier daño, amenaza o injusticia y verás como el favor de Dios se deposita sobre tu vida para cambiar cualquier situación.
Te bendecimos,