sábado, 27 de marzo de 2010

Elimina el desánimo de tu vida

Las circunstancias difíciles pueden desvanecer tu esperanza rápidamente. En tan solo un instante puedes llegar a pensar que todo ser terminó y que lo que siempre habías deseado fue tan solo una ilusión. Imagínate por un momento lo que debieron haber experimentado tantos seguidores del Señor Jesús frente a la realidad de su muerte de cruz. La desesperanza, angustia y el desánimo probablemente tomaron el control de la vida de muchos.

En el libro de San Lucas 24:13-33 vemos la historia de un hombre llamado Cleofas y un acompañante. Esta historia es conocida como el camino de Emaús. Estos dos seguidores de Cristo experimentaron el dolor del desánimo y a través de su historia podemos identificar tres consecuencias del desanimo.

Lucas 24:18-21"18 Respondiendo uno de ellos, que se llamaba Cleofas, le dijo: ¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no has sabido las cosas que en ella han acontecido en estos días? 19 Entonces él les dijo: ¿Qué cosas? Y ellos le dijeron: De Jesús nazareno, que fue varón profeta, poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo; 20 y cómo le entregaron los principales sacerdotes y nuestros gobernantes a sentencia de muerte, y le crucificaron. 21 Pero nosotros esperábamos que él era el que había de redimir a Israel; y ahora, además de todo esto, hoy es ya el tercer día que esto ha acontecido."

Primero, la Biblia nos muestra que estos hombres iban de regreso a su casa. Cuando pensamos que nuestras esperanzas han sido destruidas todos tenemos la tendencia de regresar al lugar de nuestro comienzo. Comenzamos a retroceder y queremos regresar. Hoy te encuentras en un lugar muy diferente al que te encontrabas cuando comenzaste el viaje. Luego de tanto avance en tu vida no puedes permitir que el desánimo te haga regresar a tu lugar de partida.

Segundo, la palabra de Dios nos dice en Lucas 26: 16 "Mas los ojos de ellos estaban velados, para que no le conociesen." Jesús literalmente estaba caminando con ellos pero no lo podían reconocer. Cuando permitimos que el desanimo se apodere nuestras vidas no podemos ver a Dios  aunque camine al lado nuestro. Podemos estar hablando con un milagro y no darnos cuenta.

Tercero, nuestras palabras expresan la frustración provocada por la circunstancia presente en vez de demostrar confianza en las promesas de Dios. En los versos 18-21 de esta misma historia la palabra de Dios declara que las palabras de estos seguidores de Cristo eran de frustración y desánimo. Hablaban de lo que ocurrió y basados en eso ya estaban asumiendo lo que entendían que no iba a suceder. Para ellos los eventos del presente terminaban con todo lo que habían deseado y esperado.

Ninguna circunstancia presente puede detener todo lo que Dios te ha prometido. No permitas que el desánimo te haga regresar al lugar de partida luego de que has adelantado tanto. Tampoco permitas que tus ojos no puedan a ver a Dios cerca de ti cada paso. Desde hoy en adelante solo declara palabras que demuestren el Dios en el que tu has creído y no la circunstancias que estas viviendo. Dios quiere encontrarse en tu camino para dejarte saber que no todo está perdido.

Mientras camines con el Señor, íntegro en tus decisiones, libre de pecado y maldad en tu corazón, puede ser que lleguen pensamientos negativos provocados en su mayoría por tus propios estados de ánimo, pero de ninguna manera puedes permitir que tomen el control de tu vida. No tenemos el control de todo lo que sucede a nuestro alrededor, pero sí podemos controlar cómo reaccionamos a esos eventos y sucesos. Lo que puede parecer una derrota se puede convertir en una mayor victoria. Estos hombres pensaron que se había desvanecido delante de ellos toda esperanza, sin embargo, más adelante se dieron cuenta que aquello se convertiría en su más grande victoria.

Hoy quiero invitarte a levantarte por encima de las dificultades y a seguir adelante. La frustración, el desánimo y la desesperanza te pueden llevar a tomar decisiones erróneas y desear volver atrás. De ninguna manera permitas que ninguno de estos pensamientos dominen tu vida y provoquen retraso. Muévete hacia delante, Dios tiene un futuro lleno de prosperidad y bendición para ti. Dios no ha fallado a su promesa, llamado y destino para tu vida. Sólo tienes que creer y mantenerte firme en el Señor.

Te bendecimos,

Apóstoles Heriberto González - Ana Milena Montoya

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